Diferenciación y desigualdad.

"La desigualdad es la fuerza y la esencia de toda selección. No hay dos lirios iguales ni dos águilas, ni dos orugas, ni dos hombres..."
José Ingenieros.

martes, 9 de noviembre de 2010

La cabaña del Tío Tom : "La esclavitud en el Sur de los Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XIX"

"No podía continuar asociado a sus empresas. Ver alrededor mío a una compañia de setecientos negros, a quienes no podía distinguir ni tomarme en ellos interés personal alguno, era insoportable. No podía sufrir verlos comparados, recogidos y llevados al trabajo como ganado; discutir cómo exigirles más trabajo, dándoles lo menos posible; emplear capataces y el látigo. Esto me disgustaba profundamente, y cuando reflexionaba en el valor que, según mi madre, debía darse a toda alma inmortal, este disgusto se convertía en horror. Y aún hay quien sostiene que los esclavos aman la esclavitud. Decirme que un hombre está contento de trabajar todos los días de su vida bajo la vigilancia de su amo, sin ser libre de un solo acto de voluntad; encorvado bajo el mismo trabajo, tan sólo por dos pares de pantalones y uno de zapatos al año, con alimento escaso y una guarida miserable!
-Yo creía - dijo la señora Ofelia- que ustedes aprobaban esas cosas y las creían aprobadas por la Santa Escritura.
-No hemos llegado a ese extremo. Alfredo jamás apeló a semejantes argumentos; se coloca en el terreno del derecho del más fuerte. Los plantadores americanos tratan a sus negros como la aristocracia y los capitalistas ingleses a las clases inferiores; las hacen servir con cuerpo y alma en su provecho. Dice que no hay civilización adelantada sin esclavos y señores. Debe haber una clase inferior, y otra superior, rica, que se desarrole intelectualmente, extienda el progreso y sea el alma como es el cuerpo la clase baja.
-¿Cómo comparar dos cosas tan diferentes? -pregunto la señorita Ofelia- .El proletariado inglés no es vendido, ni azotado, ni arrancado de su familia.
-Pero está sujeto al patrón como si le perteneciera. El plantador puede matar al esclavo desobediente; pero el capitalista puede matar de hambre al proletariado.
-No hará la apología de la esclavitud probando que no es tan horrible como otras cosas horribles!
-No lo hago. Sostengo que aquí se halla la violación más palpable de los derechos humanos. Comprar a un hombre cual si fuera un caballo, examinar sus dientes, registrar sus miembros, todo esto muestra la injusticia a los ojos del mundo civilizado bajo el aspecto más irritante. Sin embargo, en otras formas se encuentra la misma injusticia; la explotación de una clase de los seres humanos en provecho de la otra".


Harriet Beecher Stowe: "La cabaña del Tío Tom, Barcelona, Baguña, 1956 (Adaptación)

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